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CX2SA > PENSAR 07.06.05 02:45l 115 Lines 7223 Bytes #999 (0) @ LATNET
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Subj: El se¤uelo de lo natural
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El se¤uelo de lo natural
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Nueva columna de Steven Novella desde New Haven, sede de la prestigiosa
Universidad de Yale. En esta ocasi¢n el neur¢logo, conocido por su escepticismo
militante, arremete contra el uso indiscriminado que el marketing hace del
t‚rmino "natural". Por Steven Novella, publicado en Astroseti.
Hace poco, de compras en un mercado, me percat‚ de que el pollo que estaba
comprando estaba limpiamente envuelto en un pl stico adornado con una etiqueta
que me informaba de que el pollo era "completamente natural", y que no conten¡a
ingredientes artificiales.
Me alegr¢ saber que no estaba comprando un pollo artificial. Hay muchas
posibilidades de que su botiqu¡n, nevera, ba¤o y las estanter¡as de su despensa
est‚n repletas de productos cuyas etiquetas aseguren que son "completamente
naturales" y libres de cualquier cosa "artificial". Los expertos en marketing
hacen lo imposible para asegurarse de que sus estrategias reflejan las
actitudes de sus clientes, y desde el punto de vista comercial: natural=bueno,
artificial=malo.
Pero como sucede en la mayor¡a de las campa¤as de marketing, esta imagen tiene
muy poco de real, y un cliente inteligente deber¡a ser lo suficientemente
sensato como para adoptar una actitud esc‚ptica ante cualquiera de estas
afirmaciones. Como la mayor¡a de las estratagemas comerciales de ‚xito indican,
la mitolog¡a de lo "natural" refleja algo que va m s all de la psicolog¡a
humana.
Los humanos est n dotados de la emoci¢n de disgusto, una adaptaci¢n evolutiva
que nos lleva a evitar sustancias t¢xicas y todo aquello con apariencia de
putrefacto o contaminado. Esta emoci¢n primitiva encuentra manifestaciones
espec¡ficas en cada cultura particular. Los norteamericanos, por ejemplo,
estamos obsesionados con la higiene. Nos gusta que nuestra comida venga al
vac¡o, sellada en pl sticos trasparentes. Y, adem s, tambi‚n nos gusta que
nuestros productos vengan ungidos con la virtud de lo natural. Estamos
programados para reaccionar a la ingesta de cualquier cosa artificial como si
fuera aceite de motor.
Saquemos a la luz lo que se esconde tras esta t‚cnica comercial. Primero, la
palabra "natural", tal y como se emplea en marketing, no tiene una definici¢n
clara. Podr¡a emplearse para dar a entender que el producto ha sido cultivado
en lugar de manufacturado, o que ha sido manufacturado pero a partir de
materias primas de origen natural. Existe tambi‚n una l¡nea difusa entre
"cultivado" y "hecho". ¨Qu‚ porci¢n del trayecto puede atravesar una sustancia
cultivada sin perder la etiqueta de "natural"? ¨Qu‚ ocurre si una manzana se
divide en sus partes constituyentes? ¨Qu‚ pasa si se mezcla con otras
sustancias o se altera levemente? Una compa¤¡a lleg¢ incluso al absurdo extremo
de afirmar que sus productos eran naturales porque los tomos y elementos que
los compon¡an se encontraban en la naturaleza. Usando una definici¢n tan burda,
el pl stico es natural.
Pero a£n si emple semos una definici¢n m s razonable de "natural" ¨por qu‚
deber¡amos preocuparnos? La implicaci¢n del marketing hace que los productos
naturales sean m gicamente seguros y no t¢xicos. Pero no hay raz¢n para asumir
que una sustancia natural no sea da¤ina para los humanos, de hecho la mayor¡a
lo son. Ars‚nico, alcaloides, venenos y otros incontables productos de origen
vegetal y animal son toxinas mortales. No les recomendar¡a ir al patio trasero
a comer cualquier planta que encontrasen al azar, salvo que quisieran enfermar.
La naturaleza no se preocupa por los humanos.
Recientemente, el t‚rmino "natural" adem s de significar "seguro", ha llegado a
implicar tambi‚n "medicinalmente efectivo". Las leyes en EE.UU. (en concreto el
Acta de 1994 para Suplementos Diet‚ticos, Salud y Educaci¢n) son tales, que la
simple etiqueta "natural" permite que una compa¤¡a pueda realizar amplias
afirmaciones sobre su producto sin la molesta carga de la realizaci¢n de
investigaciones y sin tener que probar evidencia alguna. Ni si quiera tienen
que demostrar que cumple las normas b sicas de seguridad.
En justicia, algunas sustancias naturales cuentan con una ventaja, a saber:
muchas de estas sustancias llevan largo tiempo entre nosotros. Por ello, los
humanos contamos con una amplia experiencia con ellas, de modo que nos hacemos
una buena idea del grado de seguridad que poseen (aunque esto no implica
necesariamente una garant¡a de seguridad). Por otro lado, las sustancias
inventadas recientemente son desconocidas. Por ello, es cierto que somos m s
cautelosos cuando nos enfrentamos a dichas sustancias, por lo que las sometemos
a cuidadosas investigaciones antes de permitir que lleguen al medio ambiente o
a nuestras despensas. De hecho, a lo largo del siglo pasado, se dieron un
cierto n£mero de percances relacionados con nuevas sustancias, tales como la
infame talidomida, un f rmaco contra las nauseas recetado a mujeres embarazadas
en Europa que provocaba deformaciones en los reci‚n nacidos; la popularidad
actual de los productos naturales se da en parte como reacci¢n violenta a estas
experiencias. Pero asumir que la prudencia ante lo "natural" y las sustancias
familiares no es necesaria es un error. Cualquier cosa, en dosis
suficientemente altas, es una toxina. Las vitaminas pueden matarle, y a dosis
que es posible consumir accidentalmente. Por tanto es un grave error asumir que
todas las afirmaciones sanitarias que hacen los fabricantes del producto sean
ciertas.
Para finalizar el an lisis, el t‚rmino "natural", cuando se aplica a productos,
no deber¡a implicar nada para usted, salvo que el encargado del producto le
est calmando a trav‚s de una atractiva etiqueta. Deber¡a usted saber qu‚ es
verdaderamente lo que compra (especialmente si se trata de la comida que usted
ingiere y de las p¡ldoras que toma) y qu‚ evidencias cient¡ficas fiables aporta
el fabricante sobre la seguridad del producto, as¡ como la veracidad de las
afirmaciones realizadas sobre ‚l. Nuestras leyes deber¡an reflejar este enfoque
racional. Deber¡amos abandonar la falsa dicotom¡a entre "natural" y
"artificial" como sustituto del aporte de evidencias y del an lisis cuidadoso.
A£n as¡, no puedo evitar sentirme feliz por no haber comprado jam s pollos
artificiales.
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